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Neuroarquitectura: diseño que transforma el sistema nervioso

Actualizado: 12 ago

Entender el vínculo entre el espacio habitado y el sistema nervioso central nos brinda herramientas para proyectar ambientes de transformación. La neuroarquitectura propone construcciones más humanas y conscientes, alineadas al bienestar integral.


Amazon Spheres em Seattle Fotografía: Bruce Damonte Architectural Photographer
Amazon Spheres em Seattle Fotografía: Bruce Damonte Architectural Photographer

La arquitectura tiene posibilidades infinitas. Desde la mitología hasta las más recientes innovaciones tecnológicas, la arquitectura ha pasado por distintas etapas de transformación, de hacer frente a nuevas realidades y posibilidades. Así, entre sus múltiples enfoques y colaboraciones con otras ciencias, en la última década ha cobrado gran popularidad un enfoque en particular: la neuroarquitectura.


En una definición simple, la neuroarquitectura es la aplicación de conocimientos de neurociencia al diseño arquitectónico. Cabe destacar que se trata de una disciplina bastante reciente, pues se estima que surgió como tal a finales de los noventa, muy cerca ya del nuevo milenio. El estudio de la neuroarquitectura tiene como origen los resultados de Fred H. Gage y Peter Eriksson, dos neurocientíficos que descubrieron que el cerebro humano puede producir neuronas nuevas en la edad adulta si se cuenta con un entorno físico estimulante. En palabras más sencillas: los espacios que habitamos son capaces de incidir en nuestro sistema nervioso central, o sea, en nuestra mente y conducta. Con esta premisa, se entiende por qué el objetivo de la neuroarquitectura es diseñar espacios que estimulen positivamente a la mente.



De igual forma, es muy probable que, debido a su enfoque neurológico, esta disciplina generalmente suele aplicarse en proyectos de carácter colectivo, como hospitales, oficinas o centros educativos. No obstante, cada vez son más las propuestas que buscan integrar la neuroarquitectura a los hogares. Por otro lado, a partir de su base en las neurociencias, la neuroarquitectura otorga un gran valor a los cinco sentidos: vista, tacto, olfato, oído y gusto. De ellos es de donde surgen sus principios o fundamentos para construir espacios de bienestar.


Principios fundamentales de la neuroarquitectura

Entre algunos de los principios de la neuroarquitectura es posible enlistar:



  • Iluminación: prioriza la luz natural sobre la artificial, y esta última busca adaptarla al ciclo circadiano.

  • Colores: la elección de colores se basa en la psicología del color adaptada al contexto cultural del espacio en donde se sitúa el proyecto.

  • Espacios naturales: desde un punto de vista biológico, es necesario que haya una vinculación con la naturaleza.

  • Morfología del espacio: uso de espacios y elementos con formas orgánicas, curvas, suaves; evita el uso de ángulos muy pronunciados.

  • Proporción: techos altos, lugares espaciosos, proporciones acordes a la escala de las personas.

  • Materiales: aquellos que influyan positivamente y desarrollen la percepción de los cinco sentidos.

  • Entornos y visuales: buscar espacios variados con perspectivas lejanas que inspiren, que promuevan la idealización del horizonte.



    Aunque la neuroarquitectura aún es una ciencia joven, su influencia crece a nivel global. A pesar de que los programas de posgrado son escasos, cada vez más universidades ofrecen diplomados, cursos y certificaciones que permiten especializarse en esta fascinante disciplina.


    Formarte en neuroarquitectura no solo amplía tu perspectiva como arquitecto o diseñador, sino que te posiciona como un profesional del futuro, capaz de proyectar desde la comprensión profunda del ser humano.


¿Y tú, estás listx para diseñar espacios que sanan, estimulan y transforman?

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