Ladrillos que respiran: hacia una arquitectura que también está viva
- Redacción salonambienta
- 4 ago
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Actualizado: 12 ago
No es una fantasía futurista, es el inicio de una nueva conversación entre la arquitectura y la vida, una transformación respecto a cómo construimos e interactuamos.

Imagina una arquitectura que respira, que filtra el aire, que regula la humedad y que incluso puede absorber CO₂. Lejos de ser una metáfora o una idea cercana a la ciencia ficción, esto comienza a hacerse realidad gracias a la exploración de nuevos materiales vivos aplicados a la construcción.
Entre ellos, los llamados ladrillos vivos o ladrillos que respiran se posicionan como un hito en la búsqueda de una arquitectura más consciente, ecológica y regenerativa.
Ladrillos vivos que erigen un futuro verde
El proyecto BioKnit, desarrollado por la Universidad de Newcastle, en Reino Unido, propone un enfoque que combina biotecnología, impresión 3D y diseño.

Estos ladrillos no solo cumplen una función estructural, sino que están diseñados para interactuar activamente con el entorno. Su composición porosa, inspirada en procesos naturales, permite que el aire circule y se filtre, reduciendo la carga de contaminantes dentro y fuera del edificio.
Además, los materiales incorporan tejidos microbianos que podrían convertirse en aliados para purificar el aire, controlar la humedad y capturar carbono, funciones esenciales en un contexto de emergencia climática. La arquitectura deja entonces de ser un simple refugio para convertirse en parte activa del ecosistema.
Este enfoque representa un cambio radical en nuestra manera de pensar los materiales. Tradicionalmente, hemos buscado que sean duraderos, resistentes y aislantes. Hoy, la necesidad de repensar la relación entre lo construido y lo natural nos empuja a ir más allá: crear materiales que no solo sostengan, sino que también nos conecten y sanen.
Tecnología y naturaleza en pro de una arquitectura consciente
Aunque los ladrillos que respiran aún se encuentran en fase experimental, su potencial es claro. Abren la puerta a un futuro donde los edificios puedan colaborar activamente con el entorno, en lugar de deteriorarlo. Una arquitectura viva, capaz de adaptarse, regenerarse y aportar algo más que habitabilidad: vida.

Desde salonambienta creemos que esta evolución no solo es tecnológica, sino profundamente ética. La innovación cobra verdadero sentido cuando se alinea con una sensibilidad ambiental, social y cultural. Materiales como los BioKnit bricks nos invitan a dejar atrás el modelo extractivista de construcción para abrazar uno más circular, cuidadoso y armónico.
Este tipo de avances invita a redefinir el rol del arquitecto y del diseñador como mediadores entre la tecnología y la naturaleza. Ya no se trata solo de elegir materiales que cumplan una función técnica, sino de entender cómo esos elementos dialogan con los ciclos del entorno.
Construir con conciencia es también preguntarse por el legado que dejan nuestros espacios.
¿Qué pasaría si los muros no solo nos protegieran, sino que también protegieran al planeta?
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